jueves, 29 de noviembre de 2012

Lloro, lloras, lloramos...


Èl es el príncipe de mi casa, el que me conquista, el que quiere llevar las bolsas de la compra porque es un chico "ande", el que me guiña un ojo cuando sabe que va a hacer algo que no está bien, el que es capaz de estar todo el día disfrazado de pollo con una solana de espanto, el que me dice que soy su mamá favorita (menos mal). Es bueno con los números, con las construcciones y despunta en saltos y gimnasia... pero (y es que generalmente casi todos tenemos un pero), por más que le quiera y le adore, mi niño es un llorón.

Hace tiempo a todo aquél que se lo decía le miraba con cara de perro, si hasta enseñaba los dientes y creo que incluso gruñía, el niño era simplemente sensible y era su forma de expresar lo que sentía, era algo natural y normal y punto.
Es más, eso de que los niños no lloran me ponía de los nervios (y me pone). ¿Còmo que los niños no lloran?, ¿no son personas?, ¿no son niños todavía?...

Pero de un tiempo a esta parte sus llantos me tienen enferma.

 - Diego cariño vamos al cole - Nooooooooooooo! (llanto y lágrimas) al cole otra vez no!!...  Y así media hora.
 - Diego mi amor, a comer - Nooooooooooooo (llanto y lágrimas otra vez) no me gusta! - Pero si no lo has visto todavía - No me guuuuuusta (siguen las lágrimas)... - Por favor, siéntate a la mesa - Uhhhhhhhhhhhhhhhhh, noooooooooooo, no me guuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuustaaaaaaaaaaaaa!
- Gordo, es hora de apagar la tele - Nooooooooooooooooo, (llanto otra vez) quiero ver los dibujos!!, nooooooooo, mis dibujos nooooooooo!, cariño ya es hora y punto, hay que apagar la tele. - Nooooooooooooooo!! Nooooooooooooooooo! (seguido de las acostumbradas lágrimas y llantos).
- A la bañera!! - (Mismo que arriba)
- Ya... a la cama... (para qué escribirlo, ya me imagino que os queda claro que viene en este momento)

Para lo único que mi hijo no llora es cuando digo: Anda mira, una chuche!.

Es un niño muy mono, súper divertido, chistoso, muy centrado y sociable, pero ese lado llorón que a veces le sale ya no lo soporto.

No os comentado que mi señor marido se fue a Chile hasta el 1 de Enero para arreglar varias cosas que dejamos pendientes y aprovechar de ir a la gala de fin de curso de su hijo mayor que ya ha terminado el colegio y este año empezará la universidad...

 Bueno, pues eso que yo justificaba y que insisto, no me parece mal que el niño exprese sus emociones, que  llore cuando quiera o necesite llorar, pero cuando llora por todo y en todo momento termina por estresarme, sobre todo porque no es el único niño de la casa, no tengo todo el tiempo que me gustaría para dedicarle a él y a sus lágrimas.

Generalmente le dejo llorar y sólo si trata de hablarme le pido que lo  haga sin llorar, sobretodo porque no le entiendo, respiramos juntos (como en trabajo de parto, jajaja!) hasta que consigue decirme algo sin llorar, y digo algo porque es sólo empezar, luego hace puchero nuevamente y sigue con llanto. Como he dicho me importa un pito si alguien me dice o más bien le dice que los chicos no lloran, es un niño y además es humano, pero en realidad parece un buzón de correos todo el día con la boca abierta...

Juro que cuando su padre vuelva la que se marcha dos meses es la menda, que anda que no tiene ganas de unas vacaciones, y eso que ya ni siquiera pido un SPA o un viaje a Cancún, sólo vivir una temporada sin pañales y sin llantos!!

lunes, 26 de noviembre de 2012

La princesita ya camina

La verdad es que algo  tarde, no... no es eso, es que ella ha empezado a caminar más tarde de lo que sus hermanos lo hicieron. Pero qué manía con comparar.

Ella es una princesita y va a su ritmo, al de ella... tiene un año y dos semanas, seis dientes, no dice ni una palabra y acaba de darse cuenta de que caminar, no es tan malo.

Empezó a caminar antes de cumplir el año, pero de repente se enfermó, perdió fuerzas y cuando se encontró algo mejor no tenía las fuerzas necesarias para mantenerse del todo en pie, y creemos que le dio algo de miedo lanzarse sin estar segura, así que nuevamente a su ritmo, con apoyo de todos (incluídos sus hermanos) se ha soltado.

Ya no se agarra a los muebles o las paredes (bueno, a ratos sí, es lógico), pero parece que la independencia que da ir de un sitio a otro sin ayuda y sin necesidad de ver qué objeto cercano hay a mi disposición le ha gustado.

Y yo por supuesto, mamá feliz... aún no domina el arte de caminar del todo, pero es un principio.

viernes, 23 de noviembre de 2012

No estaba muerta, estaba de parranda...

Madre mía, la de tiempo que hace que no escribo... Es imposible poneros al día de todo lo vivido este tiempo, pero a modo de resumen os cuento que ya estamos en España, instalados, buscando trabajo, con los niños en el cole, yo encantada y mi marido con los nervios a flor de piel, y es que no tener trabajo, asusta!

Yo he ido haciendo alguna cosilla con la que hemos ido saliendo adelante, pero es difícil, aunque lo tomamos con humor, y confiamos en que todo saldrá bien.

Los niños fenomenal... Rocío ya está enorme y los dos mayores van al cole con uniforme (algo que me encanta porque así no pienso que hay que ponerle hoy y mañana), están aprendiendo euskera a su ritmo y aunque al principio por lo menos a Sofía le costó un poquito, ahora ya tiene amiguitas en el cole y va encantada.

Diego, bueno a él le gusta más estar solito, pero todas las niñas de su clase le quieren como amigo, qué mono, eh???... Lo que más le cuesta ahora es comer, nada, no quiere comer nada... ya no sé si meterle la comida en vena, o simplemente darle un par de ....

Bueno, ahí os dejo una fotito de los tres mosqueteros.