martes, 27 de septiembre de 2011

Mamá, embarazada y depresión.


Siempre pensé que estar embarazada era el momento mágico y maravilloso donde no entraba ni por casualidad la palabra depresión... todo debía ser alegría, euforia, entusiasmo... pero tal vez el tener otros dos niños tan pequeños, sentirme sola... o que ya iba siendo hora de pensar en el horror de año que fue el pasado...

Me da rabia sentirme tan mal, creo que mi bebé no tiene la culpa y que de una forma u otra está pagando un poco el pato de tantas cosas...

El año pasado no fue malo, fue horroroso... despidieron a Carlos de su trabajo, el terremoto en Chile, la enfermedad de mi abuelo, la de Diego... y al final el fallecimiento de mi abuelito... no tuve tiempo ni siquiera de asumir o asimilar todo lo que estaba pasando.
Puede ser que ahora, a un año de todo lo vivido, de haber mantenido la pena aparcada a la vuelta de la esquina... sea el momento en el que las murallas que me defendían, caigan y sea el momento de llorar y gritar...

Lo primero que me dijo el oncólogo de Diego cuando lo conocí es que él no había conocido a ninguna madre que se permitiera el lujo de enfermarse, de llorar o deprimirse mientras duraba la enfermedad de su hijo, lo que él no sabía es que mi abuelo (el que para mí también hizo de padre ya que el mío murió cuando yo tenía 9 años), también estaba viviendo un cáncer y que a su edad ya no tenía solución y sólo le quedaban unos meses de vida...
Cuando operaron a Diego, el mismo día, me llamaron para decirme que ingresaban a mi abuelo de urgencia porque no podía respirar... y a partir de ahí fue una locura, comenzaba mi día visitando a mi abuelo en un hospital, después pasaba el día entero en el otro hospital cuidando de mi hijo, por la tarde me traían a Sofía y la llevaba a casa pasando antes por el hospital a ver de nuevo al abuelo...
Sentía que no dedicaba tiempo a nadie...

Quince días después de llegar a Chile, falleció mi abuelo y no dejo de pensar en las palabras de su despedida: "Ya no nos vemos más"... y yo le dije que estaba segura de que sí nos volveríamos a ver... Desde que le diagnosticaron el cáncer de pulmón, tratamos de no decirle nada porque él era muy aprensivo... debíamos mordernos la lengua, tragarnos las lágrimas delante de él, y os prometo que fue tan difícil...

Una semana después de saber que mi abuelo se había ido, supimos que yo estaba embarazada... y entre la pena y la alegría pensé que unos se van para dejar sitio a otros... así que empecé a tener sentimientos encontrados con este embarazo... por un lado pensaba que mi abuelo me dejaba un regalo y por otro que no debía haberse ido porque yo aún le necesito... pero no pude llorar porque cuando supe que estaba embarazada de Diego no me lo tomé tan bien como esperaba y al saber que tenía cáncer, me eché la culpa tantas veces por no haber estado tan feliz como cabía esperar al enterarme de que estaba en camino... así que esta vez traté de bloquear cada pensamiento negativo para no sentirme culpable alguna vez...

Y ya veis... puede que todo esto se mezclara, las ganas de llorar se acumularan y todo lo positiva que he sido siempre se desmoronara y diera paso a una ansiedad horrible, una angustia y depresión... todo junto o todo por separado, no lo sé...

Lo peor es que me recetaron unas pastillas que me niego a tomar por miedo a perjudicar a la niña...

Os cuento que estoy tratando de levantarme... que estoy pintando la casa y tal vez eso me esté dando ánimo... que estoy preparando las cosas de la pequeña que hasta ahora no había hecho nada y también me está animando bastante... y ojalá el calorcito, el sol, la llegada de Rocío, la llegada de mi madre en noviembre terminen de levantarme el ánimo y de por finalizado un período triste en nuestras vidas y empezemos a mirar al futuro... y tal vez cuando vea la carita de mi hija, sienta por fin que es lo que mi abuelo hubiera querido, dejarme el mejor de los regalos...

6 Aleteos:

mistrucosparaeducar dijo...

Oye guapa!, de sola nada, que nos tienes a todas para apoyarte cibernáuticamente. Ya sé que no es lo mismo, ya, pero estamos.
En serio, mucho ánimo con todo. Ya verás que cuando esté tu madre por ahí irá la cosa mejor, y que cuando veas los ojos de ese regalo que te dejó tu abuelo, encontrarás más fuerzas todavía.
Un abrazo y no esperes tanto para publicar, que te echamos de menos!!!

Madi dijo...

Mucho ánimo corazón, con todo eso a las espaldas cómo no vas a tener derecho a estar triste. Espero que la nueva decoración te de nuevos aires. Un besote, fuerza y ánimo!

Dácil Muñoz dijo...

Mantente ocupada todo lo que puedas y piensa en rosa que te viene una chiquitina. A mi me pasó algo parecido. Al poco de morir mi amadísimo padre de cáncer me quedé embarazada. Lo primero que pensé es "Mi padre no le va a conocer. Con lo que le gustan los niños..." y me eché a llorar. Encima estaba sola, porque mi marido se fue cinco meses a Estados Unidos por trabajo y yo no le podía acompañar porque tenía que trabajar en Madrid. Mi familia vive en Las Palmas de Gran Canaria, así que estaban muy lejos. Mi madre se cogió una depresión de caballo y yo no podía hacer nada por ayudarla desde tan lejos. Tanto fue que, en un primer momento, no le hizo ninguna ilusión tener un nieto nuevo. Pero ahora Daniel nos hace tremendamente felices a las dos. Y estoy esperando ansiosa a que Iván asome su cabecita. Mi madre ya se ha comprado el billete de avión porque este nacimiento no se lo quiere peder por nada del mundo (al de Danieol no pudo llegar a tiempo). Yo también me deprimí en el embarazo y en los primeros meses de Daniel. Pensaba que no podía con todo. Y no te voy a mentir. Todavía tengo pesadillas y momentos de intensa tristeza por mi padre.
No te preocupes. Tu pequeñaja no se acordará que un día su mamá estuvo muy triste sino de que ha estado a su lado en todo momento con cariños y besos de sobra. Ánimo.

Raquel dijo...

Gracias chicas, sois unos soles... sé que poco a poco se va pasando, sobre todo porque llega el veranito y falta menos para tener un poquito de tranquilidad (con la llegada de mi madre, aunque uno nunca sabe con ella, jajaja!). En todo caso, espero que una vez que no tenga barriga y pueda hacer las mismas cosas de siempre, coger a los niños en brazos, ir de un lado para otro sin parecer una foca fuera del agua... puede que ya vaya viendo un poquito la luz al final del túnel...
Eso y escoger de una vez por todas el color del salón, sería maravilloso, jajaja!.
Besos!

London dijo...

Es normal que todo te salga al final por algún sitio, pero debes mirar la parte buena, tus tres tesoros ylo afortunada que eres de tenerlos.

Muchos besitos

Faith dijo...

Es una mezcla de sentimientos muy grande!
Y me parece normal con todo lo que has vivido. Se que sabes que tu hija es un rayo de luz que viene a iluminar tu vida, a llenarte de felicidad, a reponer todo ese tiempo de tristezas que has vivido... pero tambien se que no es facil olvidarlo todo y sonreir como si nada...
Por lo pronto, relajate, si no quieres las pastillas no las tomes, pero si vete por la via natural. Pon musica de relajacion o busca en youtube alguna meditacion guiada, acuestate, relajate, escucha, siente, visualiza lo que te pidan en la meditacion y dejate llevar.